Libertad de prescripción Vs Obligación de elegir lo mejor para cada paciente.
Desde diferentes espacios y en múltiples escenarios hemos reconocido la compra centralizada de medicamentos para Hepatitis C como un avance enorme. Enorme no solamente por la reducción de precios y los ahorros para el sistema, sino, sobre todo, por el cambio en el rumbo del manejo de las enfermedades para las cuales existen medicamentos y tecnologías de alto costo.
En el caso del VIH arrastramos una enorme anarquía en el manejo de los pacientes, en la selección de esquemas de tratamiento, en la dispersión de precios. En un “mercado” con tantas “oportunidades de negocio” con los medicamentos y pruebas de diagnóstico, hemos sido testigos de todos los problemas imaginables y algunos inimaginables. El que el ente rector de la salud envíe una clara señal a los actores sobre los medicamentos más recomendables y sobre sus precios es una ruptura. Un cambio de página. Un viraje hacia más Estado y menos mercado.
Sin embargo, hemos sido claros en señalar importantes debilidades del mecanismo, especialmente la compleja y aún no resuelta implementación en el subsidiado, en el que se encuentra la mayor proporción de población vulnerable y la extensión a los regímenes especiales.
Pero existe otra debilidad de la que nos queremos ocupar en profundidad: Los Médicos.
El Observatorio del Medicamento (OBSERVAMED) ha llamado la atención de los actores del sistema sobre la forma en que se han comercializado los medicamentos para la Hepatitis C en Colombia. Viekira Pack©, una combinación de cuatro medicamentos de propiedad de Abvvie – Abbott es, de lejos, el de mayor uso y mayor venta. Es además el producto recomendado en la Guía de manejo de la Hepatitis C que la Sociedad de Hepatología elaboró para el Ministerio de Salud y el Instituto de Evaluación Tecnológica en Salud (IETS), con base en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud.
El Ministerio está adquiriendo, mediante el Fondo Estratégico de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las combinaciones que hoy se reconocen como más eficaces para todos los genotipos del virus. Sofosbuvir+ledipasvir y sofosbuvir+daclatasvir, de Gilead y Bristol-Myers Squibb (BMS). Pero tenemos motivos para temer que los médicos prefieran aquellos productos a los que se acostumbraron, gracias a las estrategias de ventas de las compañías farmacéuticas, sobre cuya eficacia el mundo conoce suficientemente. Al fin de cuentas, el Ministerio no pagará viajes a congresos, sociedades científicas, campañas de detección de pacientes potenciales. Y los laboratorios que no quisieron participar en la negociación con la OPS, sí.
En tiempos en los que el Ministerio se esfuerza por racionalizar el gasto en lo que antes se conocía como el No Pos (es el sentido de la aplicación MIPRES), en el contexto del reconocimiento de la autonomía médica por la Ley Estatutaria, la tensión entre la libertad de prescripción (cualquier cosa que eso signifique) y la obligación de elegir lo mejor para cada paciente, no tiene en nuestra historia reciente ningún motivo para ser optimista. Los médicos hemos hecho aquello que la industria ha colocado como sus prioridades en promoción y ventas. No sólo en Colombia, pero sí con ventaja.
La semana anterior se llevó a cabo el lanzamiento de la iniciativa Médicos Sin Marca Colombia, impulsada por el Departamento de Bioética de la Universidad Javeriana. IFARMA es uno de los impulsores de la iniciativa que busca, por sobre todo, una prescripción independiente, centrada en las necesidades del paciente y libre de conflictos de interés. Es una contribución para que los médicos seamos parte de la solución y no parte del problema.